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1989 UN AÑO DE VIOLENCIA EN COLOMBIA

  • Foto del escritor: Natalia Molano
    Natalia Molano
  • 9 ago 2020
  • 4 Min. de lectura

El panorama vivido en la década de los ochenta en Colombia, es un reflejo de la complejidad de gobernar un país absorbido constantemente por la violencia y el poder político. Un poder que por décadas y mandatos, ha sido el talón de Aquiles de la desigualdad que viven muchos de los Colombianos.



El contexto descrito en esta década, absorbe la paciencia y la comprensión de todo un país que quiere rehabilitarse y seguir con su cotidianidad sin que se vea interrumpida por carros bobas, muertes, y masacres a individuos íntegros e inocentes, que buscan el camino de la justicia Colombiana.


La atención de la justicia Colombiana en quebranta el derecho a la libertad de todo ciudadano en el territorio nacional, la ética y lo moral se desarticulan, siendo la moral la doble cara del estado , y la ética el pañuelo que se desecha por su deterioro. Con esto quiero decir que la justicia es un péndulo en constante movimiento, que no llega a un medio de intervención al bien común, y su ética y moral no le permite mediarse en estas circunstancias de manipulación y miedo a la verdad.

Volviendo al panorama de la década de los ochenta, nos encontramos con una estructura de estado atrofiado y hostigado por el narcotráfico. Este sistema o grupo ilegal absorbió los ideales y objetivos del entonces presidente Virgilio Barco, que durante su periodo de mandato, luchó constantemente por manejar una nación a punto de colapsar en el mundo de la violencia y la suspicacia del narcotráfico.

Sin embargo, la valentía y la perseverancia de Barco, logro cambios significativos para el país. Por un lado nunca dejo de creer que Colombia podía superar este fenómeno atemorizante, nunca vio al narcotráfico como una fuente de negociación para superar los acontecimientos vividos en ese entonces, nunca desistió de la ley de extradición que fue el temor de los líderes del narcotráfico, quienes decían que preferían una tumba en Colombia, a una cárcel en los Estados Unidos. Fue quizás el mandato más largo y agobiante que un mandatario tuviera que controlar, y gobernar.



Virgilio Barco presidente de Colombia (1986-1990)


Por otro lado, el descontrol y la impaciencia por parte del gobierno nacional, no le permitió evitar tantas muertes y asesinatos a líderes políticos, periodistas, gente del común, y claro integrantes de la UP. El gobierno de Virgilio Barco no acepto el comportamiento abyecto e inescrupuloso de los mafiosos que arrinconaban al país debido a una propuesta no significativa en ellos. Como había dicho anteriormente en este escrito, la ley de extradición era el arma que tenía el gobierno para atemorizar a los llamados “Bandidos de Colombia “, pero infortunadamente, fue un arma suicida para el mismo estado. Pues el control y el poder que se veía en Colombia en ese entonces, estaba sujeto al narcotráfico, que tergiversaba toda opinión que fuera en contra de su moral.



Rodríguez Gacha « El Mexicano » y Pablo Escobar jefes del cartel de Medellín, y pioneros del narcotráfico en Colombia.


Esa moral fue la que puso el gobierno al borde del fracaso , pues el problema no solo se centraba en los grupos ilícitos del narcotráfico , sino en la conformación de un grupo terrorista , liderada por un esmeraldero de Boyacá y un narcotraficante amate a la cultura Mexicana , llamado el Paramilitarismo . Estas dos estructuras serian el contra a cualquier manifestación del estado, que vaya en retroceso a los ideales narco-paramilitar.

El narcotráfico en Colombia, no solo fue un negocio millonario, sino un negocio que cobraba vidas por montones. En 1985 el ministro de justicia Lara Bonilla, denuncio la vinculación del narcotráfico en la política, en ese entonces el líder del cartel de Medellín, Paulo Escobar estaba en el congreso de la república, como representante a la cámara, a poyada por Jairo Ortega Ex congresista.



Esta revelación por parte de Lara Bonilla, le costó su carrera y claro su vida. Asimismo, el líder del partido liberal, y candidato presidencial Luis Carlos Galán, fue un opositor activo en la vinculación de Paulo Escobar en el congreso de la república, y ponente de la ley de extradición para los mafiosos del País. Al igual que Lara Bonilla, Luis Carlos Galán se convirtió en el punto de referencia del cartel de Medellín para hacerlo silenciar, y lo hicieron, lo intentaron asesinar en Medellín, pero fallaron, fue en la Plaza Central de Soacha donde tal evento sucedió.



Luis Carlos Galán en la plaza central de Soacha 18 de agosto de 1989.


Todo un país con esperanza de superar el fenómeno de la violencia y el narcotráfico, se quedó esperando el milagro que comprometía al líder liberal. Pero no todo es en vano , el asesinato del esperado presidente de Colombia ( 1990-1994) , dio al gobierno de Barco , el valor político para parar el narcotráfico en Colombia, aunque no fue un camino fácil, fue un indicio que el narcotráfico y el terrorismo nunca podrá derrocar la democracia y la libertad de un país.


Y para comprobar esa afirmación, hay que recordar la baja de Rodrigo Gacha “El Mexicano “, asesinado el 15 de diciembre de 1989 en Santiago de Tolú en la costa caribe de Colombia. Desde este acontecimiento, el cartel de Medellín se desplomo, comprometiendo su poder político y social en el país.



Para finalizar, el narcotráfico en la década de los 90, ya no era una oposición relevante para el estado, pues esta estructura se dedicaba ahora en evitar la extradición y ocultarse bajo los escombros y el dinero sucio conseguido a través de la sangre de las víctimas de la violencia.

 
 
 

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